Maneras de estudiar...
Prometo que si me deja elegir ejemplo en el examen se lo planto.
Espero que no nos acusen a los dos de copiar...
"Demasiadas veces, a lo largo del invierno, hay nubes que descienden a Zaragoza y pasan allí un montón de horas, posadas dulcemente sobre el Ebro que parece entonces hecho de un vapor helado que se va alejando sin pausa y a la vez se queda. Da la sensación de que la ciudad entera se ha trepado al cielo, o al revés, que se ha hundido mansamente en un pozo frío, da igual al fin de cuentas, lo que importa es que de alguna manera ha desaparecido bajo una tachadura de agua el ancla que nos sujetaba al mapa y a los días reales. Porque otra de las cosas que se quiebran cada vez que ese aire líquido y borroso toma la forma de los callejones es la propia conciencia del tiempo." . Anónimo (para la que postea).
Pues eso, demasiadas veces este año (este mes) Zaragoza ha amanecido enredada en niebla. Y me gusta. Mucho. Pese al poco tiempo que los exámenes me dejan para ir a pasear, en especial por ese casco que me encanta. Y pese a que, tras varios días de sol primaveral, esta incansable niebla cubrió suavemente Zaragoza durante los cortos días que Silvio vino de visita. Pero no fue tan amable con Aguarón, y eso que habitualmente lo tiene olvidado, centrándose en la capital.
Hoy no lo pude –quise- evitar y paseé por el centro. La niebla se disolvió en lluvia fina y perezosa, la tarde cayó y las farolas amarillas llenaban de luces y sombras los grandes y antiguos edificios. Con las manos en los bolsillos se respiraba con la misma claridad que se veía a lo lejos.
Me está pasando que en muchos momentos no echo de menos de Copenhague (aunque sí a la gente). Me pregunto si será porque sé con certeza que mi estancia en Zaragoza es temporal.
Siete días, tres ciudades, dos pueblos. El primer tour en España ha dado mucho de sí, a pesar del poco tiempo disponible y del cansancio que se iba acumulando.
Día 27. Salgo hacia Barcelona.
Así gano una noche extra con Diana, que me recibe y acoge tan encantadora como siempre. Nos vamos de cenica y a tomar una copa con sus compañeras de trabajo, majísimas también. Para acabar la noche y no romper la costumbre, nos quedamos charlando hasta que el peso de nuestras pestañas es más fuerte que nuestras ganas de hablar. O sea, muy tarde. Caigo rendida pensando con certeza que algún día compartiré esta bonita ciudad con la que ahora comparto un nuevo edredón para la cama.
Día 28. Hoy vienen Pollo y Ahoti.
Recojo a Pollo, que se ha transformado en una seudo guiri irlandesa para la ocasión. Aún podemos dar un paseo las por
Día 29. Barcelona.
Primero, la obligadísima Sagrada Familia que a nadie deja indiferente. Extraña y majestuosa viste la visita a la ciudad y las postales de miles de turistas. Después nos paseamos la cuidad: Paseo de Gracia y sus famosas Casa Batlló y Pedrera, sin despreciar sus otros edificios. Plaza Cataluña, Puerta del Ángel, el enrevesado Barrio Gótico, parque de
Día 30. Zaragoza.
La soleada mañana contrasta con la fría noche anterior. Visitamos primero
Día 31. Aguarón. El Espinar, Nochevieja.
Madrugamos y nos plantamos en mi pueblo. Aquí hay mucho o muy poco que hacer... Igualmente tenemos poco tiempo, así que caminamos por sus calles hasta la hora de comer. Unas tapas y una paella de mamá nos esperan! Todo con buen vino! Mi familia está encantada de conocer a mis amigas y ellas parecen apreciar y disfrutar de mis raíces en este lugar. El sol nos sigue acompañando.
Al final de la tarde llegamos a Madrid. Pablito nos recoge y lleva a su casa, en El Espinar. Su familia, que no pierde la sonrisa, ha preparado cena para todos. En seguida nos sentimos todos cómodos y disfrutamos de la conversación y de la comida. Nos tomamos las uvas (primeras uvas de Tanya y Lola), brindamos juntos y salimos de fiesta...
Dia 1. Camino a Madrid.
Tras una visita por El Espinar, que es mucho más bonito de lo que pensaba, vamos a Madrid. El hotel está muy bien. Salimos a la calle y seguimos andando y andando: puerta del Sol, calle Mayor, plaza Mayor,
Día 2. Madrid. Final de Viaje.
Madrugamos y nos paseamos la otra parte del centro. Cibeles, Neptuno, Congreso... También hacemos algo de shopping, por supuesto! Acabamos en Fuencarral justo antes de tener que recoger las maletas, para despedirnos poco después en el metro...
Ya en el Alsa escucho música y sigo pensando. Espero que ellas lo pasaran bien y, por supuesto, uqe disfrutaran también todos aquellos que nos han ido acogiendo y acompañando. Yo, por mi parte, lo he gozado mucho. He compartido y tratado de explicar mi lugar, mis calles, nuestras costumbres, nuestros problemas, nuestras (mejores o peores) soluciones... Todas esas cosas que he aprendido a valorar mucho más desde que, ciudadana del mundo, vivo en las lejanas tierras nórdicas de Dinamarca. Miro por la ventana la cambiante orografía, las tierras casi desnudas de árboles. Los campos y cultivos, los pueblos, las fábricas pasan rápido desde el autobús. Pienso que España se pone guapa cuando se viste de sol, o de niebla, o de lluvia. Pienso que me encanta, aunque me resista, de momento, a volver.